El proceso de desinfección con productos químicos es fundamental para conseguir que la piscina se mantenga en las mejores condiciones higiénico-sanitarias. En estos momentos en que la mayoría de la gente está preparando su piscina para la próxima temporada de baño, no vienen mal algunos consejos sobre el uso seguro de los productos químicos.
El primer aspecto que debe considerarse a la hora de llevar un mantenimiento químico de la piscina es la seguridad. Es necesario leer de manera muy atenta las indicaciones facilitadas por el fabricante o distribuidor en la etiqueta del producto. Es importante tenerlo en cuenta para no mezclar productos entre sí y evitar reacciones adversas. Además hay que respetar las recomendaciones sobre su aplicación y su conservación, en especial protegerlos del calor y colocarlos fuera del alcance de los niños.
La segunda cuestión a considerar es la revisión periódica del pH del agua para determinar la relación de acidez o neutralidad del agua (debe mantenerse entre 7,2 y 7,6) para proteger la piel y los ojos de los bañistas. Los kit de medición de pH vienen bien para esta tarea. Los productos usados generalmente como aditivos químicos para la regulación del pH son el ácido clorhídrico o ácido sulfúrico para la reducción de dicho valor, o el carbonato cálcico y otros preparados alcalinos para incrementarlo.
- Hipoclorito sódico: aumenta el valor pH del agua. Se aplica con bomba dosificadora.
- Hipoclorito cálcico: se presenta en forma de gránulos y pastillas. Permite aumentar la dureza y el valor del pH. Hay que disolverlo antes en agua y colocarlo en bombas dosificadoras.
- Dicloroisocianurato sódico (sal sódica): se presenta en forma de gránulos blancos y también modifica el pH. Debe disolverse en agua y aplicarse con dosificador.
- Ácido tricloroisocianúrico (Tricloro): se presenta en forma de polvo, granulado y en pastillas blancas. Su uso continuado apenas modifica el pH. La estabilidad del ácido hipocloroso en el agua significa economía en la desinfección.
También pueden utilizarse productos desinfectantes no clorados como el clorhidrato de polihexametileno biguanida (producto líquido y sin olor que funciona como bactericida), el bromo (sustancia desinfectante que destruye microorganismos y algas), el ozono (floculante natural que desinfecta sin irritar la piel), iones cobre-plata (antialgas, desinfectante y floculante), carbón activo (purificación), oxígeno activo (no produce ni irritaciones ni olores molestos).
Por último, uno de los sistemas de desinfección más populares de los últimos tiempos es la electrólisis salina que permite generar cloro a partir de la sal común disuelta en el agua. Es un método eficaz puesto que no requiere almacenamiento, manipulación ni dosificación de ningún compuesto químico y además es ecológico y económico (aunque el costo de la primera inversión sea superior a los métodos tradicionales).